El fenómeno de la floración del desierto se divisa raramente, ya que depende necesariamente de la lluvia caída en los meses de Invierno. Se requiere de suficiente agua para las semillas que han estado dormidas en el seco desierto para volver a la vida y florecer por un corto tiempo en la primavera. Entonces, llueve y se produce la germinación y el despertar del letargo de muchas plantas herbáceas con órganos de resistencia subterráneos (bulbos, rizomas). El ambiente se torna casi irreconocible convirtiendo el árido desierto en un espectáculo multicolor y quien no ha estado en una época seca se pregunta porqué se habla de un desierto.
Aunque como tal, el Desierto Florido no ha ocurrido desde el año 2008, el año pasado se produjo a pequeña escala en la Región de Coquimbo, donde miles de turistas aprovecharon de sacar fotos. Para este 2011, se espera que el espectáculo natural se adelante debido a las inusuales y frecuentes precipitaciones. De hecho, según la Corporación Nacional Forestal (CONAF) en julio ya se pueden apreciar los primeros brotes en la Provincia del Huasco, al sur de la Región de Atacama.
Son más de 200 tipos de flores donde la mayor parte corresponden a especies endémicas de nuestro país, decoran el árido paisaje de Atacama, donde destacan desde Taltal hacia el Sur, la germinación de las calandrinas torna rojas las laderas y se desperezan huillis y añañucas, plantas bulbosas de flores muy coloridas. A la altura de Copiapó los llanos y quebradas se convierten en verdaderos jardines donde los actores principales son hierbas anuales como las “patas de guanaco”, las “malvillas” y los “suspiros”, hierbas perennes como el “terciopelo” y las “añañucas”, cactáceas y muchos arbustos como el “cachiyuyo”, las “varillas”, el “cacho de cabra” y la “algarrobilla”.
El sector del Llano de Travesía atravesado por la Carretera Panamericana, entre Copiapó y Vallenar, es el área más conocida y más “fotogénica”.
Es posible recorrer estos senderos y visitando lugares como Caleta de Hornos, Juan Soldado, Quebrada Honda ubicados en las cercanías de La Serena, o Totoral Bajo, Carrizal Bajo, Huasco, Caleta Barco cerca de Vallenar y los Llanos de Challe donde es posible observar una especie única "La garra de León".
También se pueden observar variados tipos de aves, insectos y otros animales como la lagartija, el tucotuco del tamarugal (un pequeño roedor) y el sapito de cuatro ojos. Esta biodiversidad en un lugar tan inhóspito inquietó al naturalista francés Claudio Gay, quien en 1831 viajó a Atacama para observar y estudiar esta rareza. Pero cuando llegó no puedo encontrar más que cactus y rocas, ya que ese en ese momento el país pasaba por una sequía y el desierto no floreció. El científico tuvo que esperar hasta el año 1840, cuando por fin el fenómeno se volvió a presentar en toda majestuosidad.
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